Su amistad se fraguó en 2002, en el programa de Buenafuente. El Follonero, un extraño personaje, de aspecto aguileño, recortado, enfundado en una chupa de cuero negra, increpaba a Pau Donés en catalán desde el público. «¿Eso qué es, el disco nuevo? ¡Es lo de siempre, hombre!». Donés sonreía abochornado, aferrado a su guitarra, atento a lo que le estaba pasando. «¡Cuarenta años haciendo lo mismo! Desde La flaca que no haces nada, tío. Bonito, Depende, ¡es lo de siempre, tío! Jarabe del mismo palo, Pau, lo digo por tu bien». Donés aguantó estoicamente aquella embestida. «El inicio de una gran amistad». Y de una gran despedida.
Artículo publicado en el diario.es por Milagros Martín-Lunas