Sentir el calor de una madre, su cariño al venir al mundo, es quizás una de las necesidades más grandes que un ser humano puede experimentar
Sentir el calor de una madre, su atención y su cariño al venir al mundo, es quizás una de las necesidades más grandes que un ser humano puede experimentar a lo largo de toda su vida. Pocas cosas habrá que necesitemos más. De hecho, el primer terror que conocemos es el miedo a perderla, a tener esa madre ausente que no nos socorra cuando lo necesitemos. Si eso sucede, no habrá nada en el mundo que lo compense.
Leer artículo publicado en la revista La mente es maravillosa.