Xavi Argemí es un joven de 25 años de edad con una enfermedad degenerativa e incurable: la distrofia muscular de Duchenne. Desde los tres años, se ha visto obligado a aceptar sus limitaciones en una silla de ruedas y a convivir con la proximidad de la muerte.
Graduado en Multimedia, acaba de publicar su primer libro Aprendre a morir per poder viure. Petites coses que fan la vida meravellosa (Aprender a morir para poder vivir. Pequeñas cosas que hacen la vida maravillosa), en el que nos da una lección de optimismo y positividad ante los desafíos de la vida.
Argemí es fragilidad y valentía a la vez, un ejemplo de constancia y superación de la vida.
¿Cómo ves la vida?
La vida es un regalo que debemos aprovechar diariamente. Yo la veo como un camino donde tenemos altibajos a los que debemos afrontar, pero a la que siempre hay que sacarle la parte positiva.
Además, creo que es importante aprender a valorar las pequeñas cosas que tenemos a nuestro alrededor, como el tener una familia, amigos y conocidos con los que poder disfrutar de aficiones. Como por ejemplo, observar una puesta de sol o el simple hecho de beber un vaso de agua. Siempre se pueden hacer cosas por muy limitado que estés.
¿Crees que estamos preparados para la muerte?
No sé si estamos preparados, pero creo que es importante reconocer que es la única certeza que hay en esta vida: la que algún día u otro moriremos. Así que debemos mirar de frente a la muerte. Eso sí, sin obsesionarse.
¿Qué beneficios crees que tiene la educación del buen morir?
Aceptar la muerte nos permite vivir la vida con plenitud y tratar de buscarle un sentido.
¿Qué es lo más importante para ser feliz?
Fundamentalmente, amar y sentirse amado, y eso pasa por salir de uno mismo y centrarnos en los demás.
Eres un gran defensor de los cuidados paliativos por encima de otros tratamientos más severos como la eutanasia. ¿Por qué vale la pena vivir la vida hasta el final?
Los paliativos te permiten gozar de la vida en las mejores condiciones posibles. En cambio, la eutanasia no es un tratamiento; es tirar la toalla. Por muy limitado que estés, siempre puedes aportar algo a la gente que te rodea.
¿Qué sientes cuando miras hacia el futuro?
Tengo la esperanza de seguir viviendo con la misma vitalidad con la que vivo ahora y que el mundo pueda mejorar, a pesar de las injusticias que existen en la actualidad. Hay gente muy buena con grandes iniciativas para mejorar la sociedad y darle los valores que hoy en día se han perdido.
Al mismo tiempo, intento vivir al día y siempre con optimismo, haciendo el máximo de bien que pueda para dejar un mundo mejor el día de mañana.
También tengo que decir que soy creyente y que todo lo que pasa para mi tiene un sentido trascendental. Así que pienso que después de la muerte tiene que haber una vida eterna donde haya justicia plena, porque el mundo nunca será plenamente justo.
¿Qué mensaje te gustaría dejar en esta sociedad?
Que vale la pena luchar para darle un sentido a la vida y que hay que dar a todas las personas enfermas una buena calidad de vida para que no tiren la toalla.
Eso pasa por intentar hacer llegar los cuidados paliativos a todos los enfermos que lo necesiten. Hay mucha gente que desesperada que lo necesita urgentemente. La sociedad tiene que pensar más en que puede hacer por los demás y aportar las soluciones necesarias sin descartar la vida.