Las personas que se encuentran en la fase final de su vida, en su proceso de morir, presentan cuatro tipos de necesidades que precisan ser atendidas por quienes les cuidamos: las necesidades físicas o biológicas, las necesidades emocionales o psicológicas, las necesidades sociales o familiares y las necesidades espirituales o trascendentales. Estas cuatro necesidades deben ser satisfechas para conseguir morir bien, para morir en paz y con dignidad.